Las lentes de contacto representan un recurso de gran valor para los pacientes con trastornos de la visión causados con alteraciones de la refracción. Entre los numerosos beneficios asociados con su uso, sobresalen su papel cosmético y su practicidad para la práctica de deportes en las personas con alteraciones visuales.
Por otro lado, en estudios cualitativos, se ha demostrado que los usuarios de lentes de contacto tienen mayor confianza en sí mismos y una menor preocupación por su apariencia personal en los eventos sociales, en contraste con aquellos que emplean gafas. De igual forma, se ha informado una mayor tasa de aceptación social en los niños con miopía que utilizan lentes de contacto, en comparación con los usuarios de gafas convencionales.
Estos beneficios requieren de la implementación de un adecuado proceso de adaptación para el uso de las lentes de contacto y el rol del optometrista es fundamental durante esta etapa.
Figura 1. Factores que inciden en el proceso de adaptación de las lentes de contacto
Si bien en la práctica inicial se aconsejaba a los nuevos usuarios un aumento gradual del tiempo de uso, esta estrategia se basaba fundamentalmente en la reducida permeabilidad al oxígeno de los primeros materiales con que se elaboraban las lentes de contacto. A partir del desarrollo de nuevos materiales, los estudios científicos más recientes han comprobado que las modernas lentes blandas pueden usarse con mejores tasas de éxito mediante estrategias adecuadas de adaptación.
En el caso de las lentes blandas, elaboradas con polímeros plásticos maleables, el proceso adaptativo suele ser más corto para los nuevos usuarios. De todos modos, se estima que hasta 3 de cada 10 potenciales usuarios pueden abandonar el uso de las lentes de contacto por inconvenientes durante el proceso de adaptación, en la mayor parte de los casos por sensación de incomodidad. Los factores relacionados con dicha incomodidad pueden originarse:
El papel del optometrista en el proceso de adaptación incluye una adecuada anamnesis del paciente y, de ser posible, una evaluación de los párpados para valorar la línea palpebral y descartar la presencia activa de procesos inflamatorios, como la blefaritis. Cuando se trata de lentes de contacto personalizadas, también resultan fundamentales los datos biométricos propios del globo ocular.
El conocimiento de estos procesos de adaptación adquiere especial relevancia al considerar que, dado el envejecimiento poblacional, la prevalencia de presbicia se encuentra en aumento. En estos pacientes, el uso de lentes de contacto multifocales se asocia con una satisfacción similar o superior en comparación con el uso de dispositivos monofocales, en virtud de que brindan un mejor rango de visión nítida cercana. En estudios clínicos, se ha demostrado que el confort logrado con uno u otro tipo de lente de contacto es similar, pero la agudeza estereoscópica es mayor para las lentes multifocales. El tiempo necesario para la adaptación ha sido motivo de debate, pero se sostiene que 3 a 4 días pueden ser suficientes.
Aún en pacientes sin presbicia, las lentes multifocales se han propuesto como una estrategia de control de la miopía, debido a la asociación entre esta alteración visual y el retardo en la acomodación; se postula que la reducción de dicho retraso mediante lentes multifocales podría reducir la tasa de progresión de la miopía. Según datos de estudios científicos, en los pacientes con miopía y sin presbicia, el tiempo de adaptación podría ser incluso menor.
Por consiguiente, la adaptación al uso de lentes de contacto, en especial en aquellos pacientes que emplean lentes multifocales, constituye un proceso en el cual el rol del optometrista es fundamental, tanto en la etapa previa (anamnesis, valoración ocular) como en el período de utilización inicial de las lentes, en especial en usuarios que las emplean por primera vez. Su papel como educadores y dispensadores de los productos para el cuidado de las lentes, así como el control de los pacientes, resulta también decisivo para asegurar un uso correcto y alcanzar el mejor grado de satisfacción de los usuarios.
Fuentes