¿A qué llamamos “atención centrada en el paciente”? Este modelo, que se encuentra en decidido crecimiento en las últimas décadas, considera que las necesidades propias de cada persona y los resultados de salud buscados son el verdadero motor de todas las decisiones del equipo de salud. De esa manera, los pacientes actúan como partícipes de las conductas que adopta el equipo tratante, el cual, por lo tanto, no solamente ha de considerar el aspecto “clínico” de la persona, sino también valorar la perspectiva emocional, espiritual, social, mental e incluso financiera.
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En consecuencia, la atención centrada en el paciente fomenta la colaboración activa y la toma compartida de decisiones que involucra a los propios pacientes y sus familias para gestionar un plan de atención personalizado, pero también integral. Los llamados ocho dominios de Picker permiten resumir los principios de este modelo de atención.
De acuerdo con lo propuesto por la Organización Mundial de la Salud, la atención ocular centrada en la persona consiste en la prestación de servicios de salud que brinden en forma continuada distintas intervenciones, desde la promoción y protección de la salud ocular hasta el tratamiento y la rehabilitación. Para lograr estas metas, es necesaria la coordinación a través de los diferentes niveles y sitios de atención de la salud. Por otra parte, este enfoque solo será posible si se reconoce a los pacientes como participantes necesarios y beneficiarios de estas prestaciones a lo largo de su vida. A tal fin, la Organización Mundial de la Salud recomienda incorporar cuatro estrategias:
Estas pautas de la Organización Mundial de la Salud pueden ser llevadas a la práctica cotidiana del equipo de salud ocular por medio de la implementación de una serie de medidas sencillas que se encuentran al alcance de todos sus integrantes.
En este modelo de atención centrada en la persona, resulta relevante establecer una adecuada relación entre el paciente y el equipo de salud, utilizando estrategias de comunicación para promover la confianza. Desde el instante inicial de la consulta, el paciente debe percibir que es considerado en forma integral, para lo cual se requiere disponer del tiempo adecuado para escuchar lo que la persona necesita. Este aspecto resulta de especial consideración para aquellos pacientes con capacidades diferentes, no solamente visuales, sino también auditivas, cognitivas o intelectuales.
En el mismo sentido, resulta clave indagar las preocupaciones de la persona que pudieron motivar su consulta. Las más frecuentes en este ámbito incluyen la presencia de dolor o la reducción de la agudeza visual; sin embargo, el motivo de consulta de la persona puede incluir aspectos no relacionados en forma directa con su visión, como, por ejemplo, los costos.
Asimismo, antes de medir la agudeza visual o de realizar otras pruebas con fines diagnósticos, se recomienda explicar a los pacientes cada paso del procedimiento que se efectuará, sobre todo si se trata de procedimientos de duración prolongada o si la persona no puede ver lo que se está haciendo. Esta modalidad necesita a su vez que los pacientes se sientan cómodos, se utilice un lenguaje sencillo que permita comprender la prueba diagnóstica y, además, animar a la persona a que pueda expresar la presencia de dolor u otras molestias.
Algunas personas pueden ser tímidas o sentir temor a expresar estas sensaciones, por lo cual se propone que el profesional de la salud compruebe periódicamente las expresiones del rostro del paciente, para identificar posibles signos de dolor y actuar en consecuencia. A la hora de decidir un método diagnóstico o implementar un tratamiento, así como al momento de transmitir un pronóstico, en este modelo de atención ocular centrado en la persona se comparten las decisiones con el paciente y con su familia.
La optometría, en su carácter de asociar la asistencia de la salud ocular y la difusión de productos de consumo, siempre ha incluido componentes de atención centrada en la persona, aún sin emplear de modo formal dicha denominación. La satisfacción del paciente, que se considera uno de los criterios de mayor importancia para valorar a la atención centrada en la persona, es un parámetro fundamental para la práctica de la optometría. Dicha satisfacción se asocia en forma directa con una mayor adherencia de los pacientes y una mejor relación entre costos y beneficios, entre otras ventajas.
La bibliografía actual demuestra que los pacientes buscan una comunicación adecuada por parte del equipo de salud, en términos simples y sin emplear conceptos demasiado técnicos. Además, las personas que acuden a la consulta por su salud ocular requieren honestidad y empatía por parte de un equipo de salud que sepa escuchar y atender sus preocupaciones. Para ello, resulta relevante que los optometristas aprendan adecuadas estrategias de comunicación para vincularse con sus pacientes.
Antes de iniciar cualquier procedimiento en relación con la salud ocular en el enfoque centrado en la persona, se propone en todos los casos:
A su vez, el optometrista conjuga la atención del paciente con un papel emprendedor, en el cual asegura la creación de las condiciones sanitarias y técnicas necesarias para la elaboración, procesamiento, adecuación, almacenamiento y comercialización de productos y dispositivos dedicados a optimizar la salud ocular. Por lo tanto, el optometrista desempeña un papel principal en el desarrollo de las acciones para mejorar el acceso a la salud visual en el primer contacto del paciente con el sistema, contando con la posibilidad de efectuar en muchas ocasiones un diagnóstico apropiado y de poder proveer soluciones, tanto en términos de la educación para la salud como de la dispensa de productos y servicios.
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Fuentes: